«Sueño Stereo», el último trabajo de estudio de Soda Stereo



  «Canción animal» (1990) fue su mayor gloria. La admiración por haber conseguido con armas propias y legítimas el máximo vuelo como banda masiva. A «Dynamo» (1992), en cambio, le tocó la etapa más «ruidosa» de Soda Stereo, tanto porque cumplía, no sin algunas interferencias, su primera década de vida como porque Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti habían elegido como nuevo vuelco artístico la «deconstrucción» de la música pop como seña particular.

«El sueño es una de las instancias más enigmáticas que existen», dijo Cerati en declaraciones a la revista Pelo, en 1995. «Representa lo inalcanzable… También el nombre tiene que ver con que en el disco se habla permanentemente de relaciones, de vínculos entre dos y de situaciones entre dos polos».


La relación con el «sueño» no termina ahí. También la música entrabla por primera vez una convivencia -cada disco de Soda Stereo estableció una ruptura con lo anterior- entre las diferentes formas que fue asumiendo Soda a lo largo de su trayectoria. «El hecho de haber alterado la continuidad del trabajo, despojó a este álbum de los referentes más inmediatos… De alguna manera, hubo más libertad de hacer las cosas según como nos iban saliendo sin importar demasiado el rumbo que iban tomando. Tampoco le tuvimos miedo a reiterarnos».

«Es música pop pero sin el vicio del estribillo, como antes…», agregó Cerati. «Este último tiempo hablar de música pop ha significado referirse totalmente a artistas melódicos… Del otro lado parece que los Rolling Stones y los Ramones representan a todo el rock… A lo largo de todos estos años, Soda Stereo ha cubierto un espectro mucho más amplio hacia uno y otro lado, incluso nos han llegado a considerar ‘alternativos’ cuando se escuchó ‘Dynamo'».

El disco llegó tras un prolongado período de «descontaminación», producto del hartazgo y saturación de más de diez años de vértigo, «Fue una purga necesaria. Llegamos a un punto de verdadero sinceramiento, donde nos encontramos mucho más maduros y conscientes y también muchísimo más unidos después de acompañarnos en tantas cosas que nos pasaron durante los últimos tiempos», reconoció Cerati.

El reencuentro se dio en mayo de 1994 en la sala Supersónico de la ciudad de Buenos Aires, para comenzar a gestar lo que, poco más de un año después, sería «Sueño Stereo». Además de Cerati, Bosio y Alberti, participaron de la la grabación de «Sueño Stereo» los músicos Alejandro Terán (arreglos de cuerdas y ejecución de viola), Janos Moroi (primer violín), Marcelo Alves (segundo violín), Pablo Piumetti (cello), Roi Málaga (piano Rhodes) y Flavio Etcheto (trompeta).

Casi con el material terminado viajaron a Londres para grabar las voces, mezclar y masterizar, tarea que se realizó en los estudios Matrix (usados, entre otros, por Madonna, The Rolling Stones y The Cure). Trabajaron con el ingeniero británico Clive Goddard (Paul McCartney, INXS, Level 42, Happy Mondays, Jesus Jones).

Con la producción artística de Gustavo Cerati y Zeta Bosio, «Sueño Stereo» se editó el 21 de junio por BMG (fue el primer disco del grupo en este sello), incluyendo los temas «Ella usó mi cabeza como un revólver», «Disco eterno», «Zoom», «Ojo de la tormenta», «Efecto Dopler», «Paseando por Roma», «Pasos», «Ángel eléctrico», «Crema de estrellas» y «Planta / X-Playo / Moiré (suite)».

Nadie sabe si los miembros de Soda Stereo sabían que estaban grabando en estudio por última vez. Sea como fuere, está claro que gestaron un álbum artísticamente muy avanzado, muy lejano de lo que sus contemporáneos y coterráneos estaban haciendo en 1995. «El lugar de Soda no lo ha ocupado nadie», decía Cerati aquel año. «Me resulta muy difícil pensar en el público, pero estoy seguro de que Soda Stereo todavía es una propuesta».

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